Querido y joven lector, mientras usted lee estas lineas en un oficina en la capital de Chile preparan la ruptura de relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, lo cual puede parecer un «gustito presidencial» no es más que una manifestación arrogante de un Jefe de Estado que no comprende, tal vez nunca lo haga, la importancia del sistema internacional y nuestra larga relación con el Estado de Israel.
Ante mis ojos, quizás por una providencia divina, tengo la carta emitida el 5 de febrero de 1949 por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile al excelentísimo señor Moshe Shertock, en ese entonces ministro de Relaciones Exteriores del Estado de Israel, en donde se plasman en breves líneas el siguiente mensaje «Tengo el honor de poner en conocimiento de Vuestra Excelencia que el Gobierno de Chile ha resuelto reconocer la existencia del Estado de Israel»…»Mi gobierno abriga la seguridad que el Estado de Israel contribuirá al mantenimiento de La Paz y de la justicia entre las naciones»…»Sírvase Vuestra Excelencia aceptar las seguridades de mi más alta consideración» firmado Germán Riesco, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile.
Lo cual puede parecer una carta protocolar es en realidad un proceso revolucionario de unión y reconocimiento de una larga historia con el pueblo judío, el cual siendo cruel y vilmente perseguido en un exterminio liderado por una mente febril con seguidores ciegos, enfrentaba el desafío de consolidar un Estado con tremendos desafíos hacia el futuro.
Israel recibió de Chile un gesto que era mucho más que político, trascendiendo en diferentes momentos en que la ayuda mutua se hizo presente, en especial cuando en nuestros peores y tristes desafíos siempre Israel estuvo presente con una ayuda, muchas veces silenciosa y lejana de cámaras.
La única democracia del Medio Oriente, un país moderno, con tradiciones y respeto, cosmopolita, la cual no cuenta con un solo embajador sino una comunidad completa que los representa debe ser razón de orgullo, pues no tan solo nos han enseñado a sobreponernos y levantar un bosque en el desierto de la desesperanza, sino también han contribuido con transferencia tecnológica que es más común de lo que pensamos.
El pendrive para nuestros archivos electrónicos, baby sense que ha salvado vidas, Wise para no perdernos en ciudades mientras conducimos… o el tomate Cherry en nuestras comidas, son una parte mínima del aporte de Israel y sus ciudadanos al mundo.
Parecerá paradojico que talvez en esa lamentable reunión en Santiago, muchos de sus participante usaron aquella aplicación de localización y hayan intercambiado el archivo en borrador en pendrive… ¿qué más se puede pedir de quienes con una febril añoranza solo buscan darse un gustito?
Israel el 07 de octubre sufrió una masacre, asesinaron a familias completas y raptaron a personas por el solo hecho de vivir, hoy se cumplen 600 días de un tormento que mantiene a muchos combatiendo el terror de Hamas, porque querido joven lector los miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel combaten el terror extremo de un grupo sin parámetros éticos ni humanos, que por décadas a oprimido al pueblo Palestino que ellos mismos dicen «proteger», Hamas es terrorífico, sus miembros son motivados por el odio y la necesidad de sangre imponiendo una dictadura al pueblo de Gaza…los soldados de Israel no avanzan en pie de guerra por odio al que tienen al frente, muy por el contrario por el amor a sus amigos, familias, hermanos… y aun buscan a los rehenes que en túneles y cuartos han soportado las más tremendos tormentos.
El antisemitismo que se ha desbordado, tanto por medios de comunicación como por organizaciones y personas dan cuenta de momentos amargos, pero no debemos perder la esperanza y la fe, somos muchos más los chilenos que sentimos un aprecio por la comunidad judía y la histórica relación con Israel, siendo la presente coyuntura una oportunidad para mirar al futuro, pensando en el pasado y aquella misiva que, sin querer, hoy se hace más presente que nunca.
La diplomacia ciudadana puede hacer a veces mucho más que la diplomacia de los Estados, siéntase orgulloso de nuestra historia, que el legado de German Riesco y la misiva a Moshe Shertock sea el presente y futuro de una relación que se une con fuerza a nuestra historia.
Javier Urra
