Por Álvaro Díaz Roa – Director Regional (s) de SENDA Magallanes.
Junio es el Mes de la Prevención, un momento clave para reflexionar sobre la responsabilidad que compartimos como comunidad frente al consumo de alcohol y otras drogas. La prevención no es tarea de una institución o un sector aislado. Es un compromiso colectivo que debe impregnar cada espacio de encuentro social, educativo y familiar.
Cuando hablamos de prevención, hablamos de proteger el bienestar de las personas. Para ello, necesitamos comunidades activas y comprometidas que reconozcan que el consumo problemático de alcohol y otras drogas no distingue origen social ni territorio, y que sus consecuencias afectan a toda la sociedad: desde una problemática de salud pública.
En este desafío, distintos sectores ya están dando pasos concretos. En el ámbito educativo, equipos de establecimientos escolares trabajan con SENDA a través de programas preventivos y formativos, generando espacios de diálogo y reflexión con estudiantes, docentes y familias. En el mundo laboral, empresas e instituciones públicas han implementado políticas de prevención que buscan cuidar la salud de sus trabajadoras y trabajadores.
Asimismo, muchas organizaciones sociales y juntas de vecinos promueven actividades recreativas y culturales que fortalecen la vida comunitaria sin recurrir al consumo de alcohol como forma de celebración. También es importante subrayar la responsabilidad que tienen las instituciones públicas y privadas al organizar actividades masivas: deben velar porque estos eventos promuevan entornos saludables y no fomenten directa o indirectamente el consumo de alcohol.
Hay que destacar el compromiso que han asumido regionalmente los municipios de Natales, Porvenir y Cabo de Hornos ejecutando el Programa SENDA Previene, y en el caso de Punta Arenas, la Delegación Presidencial Regional.
Aún queda mucho por hacer. Una responsabilidad social clave es reflexionar sobre cómo normalizamos el consumo de alcohol en nuestros espacios cotidianos. Por ejemplo, en eventos familiares, celebraciones comunitarias o fiestas escolares donde se tolera o incluso se promueve el consumo, a veces sin considerar la presencia de menores. Es fundamental avanzar hacia una cultura del cuidado donde las celebraciones no giren en torno al alcohol, y donde las personas adultas e instituciones asumamos con claridad nuestro rol preventivo.
En este Mes de la Prevención, invitamos a toda la comunidad de Magallanes a sumarse con acciones concretas. Conversar con hijas e hijos sobre los riesgos del consumo, generar actividades saludables, fortalecer las redes de apoyo y pedir ayuda cuando se necesita.
Prevenir es un acto de amor y de responsabilidad compartida. Construyamos juntas y juntos una región, más sana y con mayores oportunidades para todas las personas.
